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Editorial

CONSTRUIR POR CONSTRUIR… ¡NO!

Construir por construir
Descargar Nota de Prensa Por: Mirtha Figueroa

La comparación de los valores poblacionales caraqueños con la magnitud de su parque habitacional, indicaban a principios de los sesenta, que se empezaba a gestar una crisis de viviendas. Prueba de ello es que el emblema de Caracas para ese entonces, las Torres del Centro Simón Bolívar, eran todavía propuesta visual del norte, sur, este y oeste de la metrópoli.

Con la aprobación por parte del Gobierno de Rómulo Betancourt de la Ley de Propiedad Horizontal en 1964, se apoya el desarrollo inmobiliario.

  • - Si bien es necesario impulsar la construcción de viviendas básicas o de interés social, éstas no deben construirse en cualquier parte, sino en áreas urbanizadas, dotadas de infraestructura, equipamiento y con facilidad de acceso a toda la ciudad. Además, hay que fabricar bien, para así evitar lo más que se pueda, la degradación de la edificación y con ella, el deterioro físico-social del espacio urbano, declaraba el ingeniero Cohen.

Bajo esa premisa y a través de Constructora Sambil, Cohen iniciaría la metamorfosis de Caracas, ciudad que pronto vería cambiar sus casas de techos rojos por viviendas en vertical, de estimulante dinamismo, seguras, con apropiadas condiciones de habitabilidad y durabilidad.

El ingeniero Cohen, sabedor de que la calidad del hábitat condiciona la calidad de vida de sus habitantes, escogería la parroquia La Candelaria, como punto de partida de su carrera inmobiliaria.

  • - Entre las esquinas de Romualda y Manduca, construí mi primer edificio, destinado a familias trabajadoras. Este tenía 40 apartamentos. Puse un anuncio en el periódico un domingo. Para sorpresa mía el lunes a las diez de la mañana, ya no había ningún apartamento. Todos los había vendido, recuerda Cohen.

1965, 1966, 1967, fueron años de auge inmobiliario para La Candelaria. El terremoto que azota a Caracas el 29 de julio de 1967, le permite a Salomón Cohen, asegurarse de que no había cometido errores de proyecto ni ejecución en la fabricación de sus obras, por las cuales quienes las adquirían, daban una inicial de solo Bs. 20.000. El precio de esos apartamentos no sobrepasaba, en ningún caso, los 80 mil bolívares.

Luego vinieron muchos más, no solo en La Candelaria, sino en San José, El Paraíso, Montalbán y, más recientemente, Maripérez.

De esta manera, miles de familias de clase media han asentado a lo largo de dos generaciones sus hogares en edificaciones construidas por Constructora Sambil, que ha dejado de manera fehaciente su huella en el valle de Caracas.